Llegué a Madrid seis meses más tarde del 11-M y todavía la gente tenía una sombra gris colgando de la espalda.
Molaría un montón que en vez de tirarse muertos unos a otros, y aprovechando que ya hemos votado, por un día a los señores que salen en la tele les saliera del alma un pequeño y a ser posible sincero, recuerdo para todos estos inocentes que, como hoy tanta gente entre los que me incluyo, sólo iban a trabajar y a estudiar, a hacer su vida sin meterse con nadie.
El 11-M es mi cumpleaños. Paradoja.
Anika