Pero ¿Cómo cojones es posible que aun no haya hablado yo de que semos campeones del mundo? Hay gente que dice que hay cosas más importantes que eso... Los cojones. Tristes que sois unos tristes.
Es raro que saque el tema un mes después pero es lo que hay. Si me hubiese dado antes este ataque de querer hacer cosas tampoco hubiese podido contarlo en directo porque no estaba en España ni tenía acceso a Internet. Así que ya da igual un día más tarde que un mes más tarde, digo yo.
Somos campeones del mundo de Futbol. Pensaba que no iba a verlo nunca.
Y eso que después de la eurocopa a lo mejor resulta que podíamos sospechar algo. Que tampoco significa nada (Grecia ganó la anterior y no se clasificó para el mundial siguiente ni ganó un solo partido en la euro siguiente.)
El mundial empezó mal contra Suiza... perdimos contra un equipo cuyo ejército lleva alabardas... Mal iba la cosa. Las pasamos putas pa meterle 2 a Honduras tirando 57 veces y Chile porque se dejó sabiendo que ya estaba clasificado, que si no... Y empezó lo bueno. Ya molaba que Italia hubiese caído en la fase de grupos, con eso yo ya daba el mundial por bueno. Pero aún iban a venir más alegrías. Cuando además de jugar como dios manda, ganábamos los partidos.
Me encantó llevarnos a Portugal por delante y de paso meterle los humitos a Cristiano por ese culo tan prieto que tiene. Estuve a punto del infarto contra Paraguay donde ni la promesa de Larissa Riquelme de desnudarse empañaba mis ganas de que ganasemos (si ya se le veía que se iba a desnudar de
todas todas). Los tres penalties que estuvieron a punto de clausurarme el cierre trasero de forma definitiva y el gol de los tres palos de Villa (viva la madre que te parió). España en semifinales. Fui a una tienda de frutos secos a por el piñón más pequeño que tuviesen pero no hubo forma ni seca ni lubricada de metérmelo en el culo. Eso sí que es sentir los colores.
Y llegó Alemania. Este partido lo vi en la soledad de un hotel en la capital de la mayor isla que tiene Alemania: Mallorca. Grité el gol de Puyol casi
como Camacho y me fui corriendo a celebrarlo a la calle. Al principio salir a gritar solo, puede parecer raro, pero la soledad me duró el minuto que tardé en llegar a la
plaza España y los gritos hasta que me quedé sin voz, diez minutos más tarde. En este punto como no tenía más que aportar, me pedí una hamburguesa y me fui a sobar, que al día siguiente había que currar. Es curioso, pero no vi un solo alemán por la calle, con los que hay. :)
Cuando planeaba mis vacaciones ya sabía donde iba a ver la final. Incluso un par de veces pensé... anda que como llegue España... no voy a estar aquí para verlo. No estuve. Lo vi en
Innsbruck, donde
todo empezó, donde ganamos los dos primeros partidos de la Eurocopa, donde
preparamos el Mundial, donde sólo iban con Holanda, los holandeses, donde si decías que eras español la gente te abrazaba (mayormente los tíos, por desgracia) y te deseaba suerte aunque que yo sepa no estaba convocado para el partido y donde, hay que joderse, al que manda en el tiempo se le puso en la punta del tema mandar el puto diluvio universal (véase la
nube preparada) al empezar la segunda parte, cortando por un lado el deleite que hubiese provocado ver el gol de Iniesta rodeado de
3000 personas y por otro lado mi sucio plan con respecto a alguna incauta tirolesa que, de no haberse declarado tal climatológico evento, hubiese sido invitada a participar en primera persona del cariño de los vencedores. En fin.
Hube de conformarme con abrazarme a mi compañero de viaje en el bar del hotel donde compartíamos estancia con el camarero, la recepcionista, una pareja mayor de alemanes que se quedaron sobados antes de la prórroga y dos chavales austríacos a los cuales se la sudaba todo. Aun así daba igual. Después de que los holandeses se pensasen que esto era
valetudo, llegó Iniesta (justicia divina, no como en la Eurocopa que tuvo que ser el puto Torres que es más malo que el garrafón con gaseosa) y nos hizo campeones del mundo. Olé Casillas, olé Reina, olé Valdés, olé Raúl Albiol, olé, olé Capdevila, olé Marchena, olé Piqué, olé Puyol, olé Ramos, olé Xabi Alonso, olé Sergio Busquets, olé Fábregas, olé
Iniesta, olé Javi Martínez, olé Silva, olé Xavi, olé Navas, olé Mata , olé Pedrito, olé Llorente, olé Torres , olé David Villa, olé Shakira, olé Knaan y olé hasta el puto Bisbal.
Que sepais, que en Austria, se nos trata muy bien a los españoles, que esto es el estadio
Tivoli de Innsbruck, que esto el
Ernst Happel de Viena (donde ganamos la Eurocopa), y que me emociono cuando oigo el
Waka Waka en la radio.
Por una vez fuimos
campeones.